¡Bienaventurada tu, tierra, cuando... tus príncipes comen a su hora, para
reponer sus fuerzas y no para beber! (Eclesiastés 10:17)
De la experiencia de estos jóvenes “hebreos” (Daniel1) surge una lección que
todos haríamos bien en considerar. Nuestro peligro no viene de la escasez, sino
de la abundancia. Constantemente estamos tentados a excedernos. Pero los que
han de preservar sus facultades intactas para el servicio de Dios deben
observar estricta temperancia en el uso de todas las dádivas del Señor, así
como completa abstinencia de toda gratificación dañina y degradante.
LOS HÁBITOS FÍSICOS CORRECTOS promueven
la superioridad mental. La energía intelectual, la fortaleza física y la
longevidad dependen de leyes inmutables. No hay casualidad, no hay azar, en
esta materia. El Cielo no va interferir para preservar a los hombres de las
consecuencias de la Violación de las leyes de la naturaleza. Es muy cierto el
adagio de que todo hombre es el arquitecto de su propio destino. Si bien los
padres son responsables por el sello del carácter, así como por la educación y
preparación que dan a sus hijos e hijas, también es cierto que nuestra posición
y utilidad en el mundo dependen, en gran medida, de nuestro propio curso de acción.
RECUERDEN LOS ADULTOS Y LOS JÓVENES
que por cada violación de las leyes de la vida, la naturaleza expresará su
protesta. La penalidad caerá sobre las facultades tanto mentales como físicas.
Y no se circunscribe al culpable de frivolidad. Los efectos de sus fechorías se
echan de ver en su descendencia, y así se transmiten los males hereditarios aun
hasta la tercera y cuarta generación...
ESTAMOS SUFRIENDO por los
hábitos erróneos de nuestros padres, y sin embargo ¡cuántos toman un curso en
todo sentido peor que el de ellos! Cada año se beben millones de litros de
licores intoxicantes, y se gastan millones de dólares en tabaco. Opio, té,
café, tabaco y licores intoxicantes están extinguiendo rápidamente la chispa de
la vitalidad que aún queda en la raza humana...
EL USO de licor intoxicante
destrona a la razón y endurece el corazón contra toda influencia pura y santa...
HOY se necesitan hombres como
Daniel -hombres que tengan la autodisciplina y el coraje de ser reformadores
radicales en favor de la temperancia. Vele todo cristiano para que su ejemplo e
influencia estén del lado de la reforma. Los ministros del Evangelio sean
fieles en instruir y amonestar a la gente. Y recordemos todos que nuestra
felicidad en dos mundos depende del adecuado mejoramiento de uno. -Signs of the
Times, 11 de febrero de 1886. 135 EGW/MHP