Si, pues, coméis o bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo para gloria
de Dios. 1Corintios 10:31.
El
apóstol Pablo escribe: “¿No
Sabéis Que Todos Los Que Corren En El Estadio, Todos A La Verdad Corren, Pero
Uno Solo Lleva El Premio? Corred
de tal manera que lo obtengáis. Todo aquel que
lucha, de todo se
abstiene; ellos, a la verdad, para recibir una corona corruptible, pero nosotros, una incorruptible. Así que, yo de esta
manera corro, no como a
la ventura; de esta manera peleo, no como quien golpea el aire, sino que golpeo mi cuerpo, y lo pongo en servidumbre, no sea que habiendo sido heraldo para otros, yo mismo venga a ser reprobado”. 1
Cor. 9:24-27.
Hay Muchos En
El Mundo Que Complacen Hábitos Perniciosos. El Apetito Es La Ley Que Los
Gobierna. Y Debido A Sus Hábitos Erróneos, El Sentido Moral Es Oscurecido Y El
Poder De Discernir Cosas Sagradas Es Destruido En Gran Medida.
Pero es
necesario que los cristianos sean estrictamente temperantes. Deben colocar la
norma alta. La temperancia en el comer, el beber y el vestir es esencial.
Los Principios Deben Tener La Primacía En Lugar Del Apetito O El Antojo. Los que comen demasiado, o que ingieren alimentos de una clase objetable, son fácilmente inducidos a la disipación, y a las otras “codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición”. 1 Timoteo 6:9.
Los
“Colaboradores De Dios” deben usar todo ápice de su influencia para estimular la siembra de los
verdaderos principios de la temperancia.
Significa mucho ser leal a Dios. Él tiene derechos sobre todos los que
están empeñados en su servicio.
Él desea que la mente y el cuerpo sean preservados en la
mejor condición de salud, y que toda facultad y atributo se hallen bajo el dominio
de lo divino, y que sean tan vigorosos como los hábitos de cuidado
y estricta temperancia puedan hacerlos.
Estamos
bajo una obligación ante Dios: la de hacer una consagración sin reserva
de nosotros mismos a él, en cuerpo y alma, con todas las facultades apreciadas como dones que él
nos confiara, para ser empleados en su servicio.
Todas nuestras energías y
capacidades han de ser constantemente fortalecidas y mejoradas durante este
período de prueba.
Solamente los que aprecian
estos principios, y han sido
educados a cuidar de sus cuerpos inteligentemente y en el temor de Dios, deben ser elegidos para asumir responsabilidades en esta
obra...
Toda iglesia necesita un
testimonio claro y preciso, que dé a la trompeta un sonido certero. Consejos sobre el Régimen Alimenticio, 184,185. [297]
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