EL ALIMENTO QUE COMEMOS
Y LA VIDA QUE VIVIMOS.
La complacencia del
apetito es la causa más importante de la debilidad física v mental y es el
cimiento de la flaqueza que se nota por doquiera (1JT 417).
Nuestra salud física es
conservada por lo que comemos; si nuestros apetitos no están bajo el control de
una mente santificada, si no somos temperantes en todo lo que comemos y
bebemos, no estaremos en un estado mental y físico sano para estudiar la
Palabra con el propósito de aprender lo que dicen las Escrituras: ¿Qué haré
para tener la vida eterna? Todo hábito
malsano producirá una condición malsana en el sistema, y la delicada y viviente
maquinaria humana del estómago resultará perjudicada, y no podrá realizar su
trabajo debidamente. El régimen
alimenticio tiene mucho que ver con la disposición a entrar en la tentación y
cometer pecado (CRA 61). 15
ADÁN Y EVA FRACASARON
EN ESTO.
Por ceder a la
tentación de satisfacer el apetito, Adán y Eva cayeron al principio de su
elevado, santo y feliz estado. Y a la
misma tentación se debe el que los humanos se hayan debilitado. Han consentido en que el apetito y la pasión
ocupen el trono y reduzcan la razón y la inteligencia a la esclavitud (La
Educación Cristiana, pág. 19).
SUS HIJOS LOS HAN
SEGUIDO.
Eva fue intemperante en
sus deseos cuando extendió la mano para tomar el fruto del árbol
prohibido. La complacencia propia ha
reinado casi suprema en el corazón de hombres y mujeres desde la caída. Han complacido especialmente el apetito y han
sido dominados por él, en vez de serlo por la razón. Por complacer su gusto, Eva transgredir el
mandamiento de Dios. Él le había dado
todo lo que sus necesidades requerían, pero ella no se quedó satisfecha.
Desde entonces sus
hijos e hijas caídos han seguido siempre los deseos de sus ojos y de su
gusto. Como Eva, han desobedecido las
prohibiciones que Dios ha hecho y han seguido en el camino de la desobediencia,
y como Eva se han hecho la ilusión de que la consecuencia no habrá de ser tan
terrible como se había sospechado (How to Live, pág. 51).
EL PECADO HECHO
ATRACTIVO.
El pecado es hecho
atractivo por la cubierta de luz con que Satanás lo recubre. Él está muy complacido cuando puede tener al
mundo cristiano en sus hábitos diarios bajo la tiranía de la costumbre, como
los paganos, y cuando los cristianos permiten que el apetito los gobierne
(Signs of the Times, 13-8-1874).
SATANÁS CONSIGUE
DOMINAR LA VOLUNTAD.
Satanás sabe que no
puede vencer al hombre a menos que domine su voluntad. Puede lograr esto engañando al hombre de tal
forma que quiera cooperar con él en violar las leyes de la naturaleza en el
comer y el beber, lo cual es transgresión de la ley de Dios (Manuscrito 3,
1897).
CADA FUNCIÓN ES
DEBILITADA.
Muchos gimen bajo la
carga de enfermedades debido a actos erróneos en el comer y beber que hacen
violencia a las leyes de la vida y la salud.
Están debilitando sus órganos digestivos al complacer el apetito
pervertido. El poder de la constitución
humana para resistir los abusos que se le imponen es maravilloso; pero el
persistente hábito erróneo de beber y comer en exceso 16 debilitará toda
función del cuerpo.
Por la complacencia
del apetito pervertido y la pasión, aun los cristianos profesos perjudican a la
naturaleza en su obra, y disminuyen el poder físico, mental y moral.
(La
Edificación del Carácter y la Formación de la Personalidad, pág. 32).
SE FRACASA EN
PERFECCIONAR EL CARÁCTER.
El poder dominante del
apetito resultará en la ruina de miles de personas, que si hubiesen vencido en
este punto, habrían tenido la fortaleza moral para ganar victoria tras victoria
sobre cada tentación de Satanás.
Pero
los esclavos del apetito fracasarán en perfeccionar un carácter cristiano.
La continua transgresión del hombre durante
seis mil años ha traído enfermedad, dolor y muerte como frutos (Health
Reformer, agosto de 1875).
LA MUERTE PREFERIDA A
LA REFORMA.
Muchos están tan
entregados a la intemperancia que no quieren renunciar a la complacencia de su
glotonería a ningún precio.
Sacrificarían la salud y morirían prematuramente antes que poner un
límite a su intemperante apetito (Spiritual Gifts, tomo 4, pág. 130).
UN CIRCULO VICIOSO DE DEGRADACION
Cuanto menos estimen
los hombres su propio cuerpo, cuanto menos deseen mantenerlo puro y santo, tanto
más descuidados serán en la complacencia del apetito pervertido (Manuscrito
150, 1898).
EL MUNDO ES
ESCLAVIZADO.
Satanás está
esclavizando al mundo mediante el uso del licor y del tabaco, del té y del
café. La mente dada por Dios, que
debiera ser conservada limpia, es pervertida por el uso de los
estupefacientes., El cerebro ya no está en condiciones de distinguir
correctamente. El enemigo tiene el dominio.
El hombre ha vendido su razón por aquello que lo enloquece. No tiene el sentido de lo correcto
(Evangelism, pág. 529).
EL RESULTADO DE LA
VIOLACIÓN DE LA LEY NATURAL.
Muchos se asombran de
que la raza humana haya degenerado tanto, física, mental y moralmente. No comprenden que es la violación de la
constitución y de las leyes de Dios, y la violación de las leyes de la salud lo
que ha producido esta lamentable degeneración.
La transgresión de los mandamientos de Dios ha hecho que su mano
bienhechora se haya retirado.
La
intemperancia en el comer y el beber y la complacencia de las bajas pasiones han
entorpecido los más delicados resortes mentales... 17
Los que se permiten a
sí mismos convertirse en esclavos de un apetito de glotonería, a menudo van más
lejos, y se rebajan complaciendo sus pasiones corrompidas, las cuales se han
excitado por la intemperancia en el comer y beber.
Dan rienda suelta a sus pasiones degradantes
hasta que la salud y el intelecto sufren grandemente. Sus facultades de raciocinio están, en gran
medida, destruidas por los malos hábitos (Spiritual Gifts, tomo 4, págs. 124-131).
Ninguno de los que
profesan piedad considere con indiferencia la salud del cuerpo y se haga la
ilusión de que la intemperancia no es pecado y de que no afectará su
espiritualidad.
Existe una relación muy
estrecha entre la naturaleza física y la moral. La norma de virtud es elevada o degradada por los hábitos físicos...
Todo hábito que no promueva la acción saludable del organismo humano, degrada
las facultades más nobles y elevadas. Los hábitos incorrectos en el comer y el beber llevan a errores de
pensamiento y acción. La complacencia
del apetito fortalece las inclinaciones animales dándoles la preeminencia sobre
las facultades mentales y espirituales (Review and Herald, 25-1-1881).
SE CIERRA EL REGISTRO
DE LA VIDA EN LA DISIPACIÓN.
Muchos desperdician las
últimas preciosas horas de su tiempo de gracia en escenas de algazara,
banqueteo y diversiones, donde no se da cabida a pensamientos serios, donde el
espíritu de Jesús no sería bienvenido.
Sus últimas horas preciosas están pasando mientras sus mentes están
nubladas por el tabaco y las bebidas alcohólicas. No son pocos los que pasan directamente de
los antros de la infamia al sueño de la muerte; cierran el registro de su vida
en compañía del vicio y la disipación.
¡Cómo será el despertar en la
resurrección de los injustos!
El ojo del Señor
advierte cada escena de diversión degradante y de profana disipación. Las palabras y acciones de los amadores del
placer pasan directamente de esos antros del vicio al libro de los registros
finales. ¿Qué valor tiene para el mundo la vida de esta clase de gente, salvo
el de un faro de advertencia para aquellos que desean ser amonestados a no
vivir como esos hombres y a morir como muere el necio?
(Signs of the Times,
6-1-1876).
EL CRISTIANO DOMINA SU
APETITO.
Ningún cristiano
introducirá en su organismo alimento o bebida alguna que 18 entorpezca sus
sentidos, o que actúe de tal manera sobre el sistema nervioso que le haga
rebajarse a sí mismo o lo incapacite para ser útil. El templo de Dios no debe ser profanado. Las facultades de la mente y del cuerpo deben
ser mantenidas en salud para que puedan ser usadas para glorificar a Dios
(Manuscrito 126, 1903).
CON INCESANTE
VIGILANCIA.
Los apetitos naturales
de los hombres han sido pervertidos por la complacencia. Mediante la satisfacción pecaminosa [sus
apetitos] se han convertido en "deseos carnales que batallan contra el
alma". A menos que el cristiano
vele en oración, está dando rienda suelta a hábitos que debieran ser
vencidos. A menos que sienta la necesidad
de constante e incesante vigilancia, sus inclinaciones, profanadas y desviadas,
serán el medio que los apartará de Dios (Manuscrito 47, 1896).
EL APETITO COMPLACIDO,
ENEMIGO DE LA PERFECCIÓN CRISTIANA.
Es imposible que los
que complacen el apetito alcancen la perfección cristiana (Testimonies, tomo 2,
pág. 400).
El Espíritu de Dios no
puede venir en nuestro auxilio y ayudarnos a perfeccionar caracteres
cristianos, mientras estemos complaciendo nuestros apetitos en perjuicio de la
salud y mientras el orgullo de la vida tenga el dominio
(Health Reformer,
septiembre de 1871).
VERDADERA
SANTIFICACIÓN.
[La santificación] no
es una mera teoría, una emoción o una forma de palabras, sino un principio
activo que afecta la vida diaria. Exige
que nuestros hábitos de comer, beber y vestir sean tales que aseguren la
conservación de la salud física, mental y moral, para que presentemos al Señor
nuestros cuerpos, no como una ofrenda corrompida por los malos hábitos, sino
como "sacrificio vivo, santo, agradable a Dios"
(Review and Herald,
25-1-1881).
APTO PARA LA
INMORTALIDAD.
Si el hombre atesora la
luz que Dios le da en su misericordia sobre la reforma pro salud, puede ser
santificado mediante la verdad y hecho idóneo para la inmortalidad. Pero si desprecia esa luz y vive violando la
ley natural, deberá pagar el precio (Testimonies, tomo 3, pág. 162). La
Temperancia (EGW).