2. Efectos psíquicos de las bebidas embriagantes suaves
Las tendencias heredadas despertadas por el vino y la sidra.
Para las personas que han heredado el apetito por los estimulantes, no es seguro en ninguna manera beber vino o sidra en el hogar, porque Satanás las está instando continuamente a complacerse. Si ellas ceden a sus tentaciones, no saben dónde se detendrán; el apetito exige que se lo complazca, y es complacido para ruina de ellos. El cerebro se obnubila, la razón ya no sostiene las riendas, sino que las afloja quedando a merced de la concupiscencia. El libertinaje abunda y se practican vicios de casi cualquier clase como resultado de complacer el apetito por el vino y la sidra
(Christian Temperance and Bible Hygiene, págs. 32, 33).
No puede crecer en gracia.
Es imposible que el que ame estos estimulantes y se acostumbre a usarlos crezca en gracia. Se vuelve indecoroso y sensual; las pasiones animales dominan las facultades superiores de la mente, y la virtud no es atesorada
(Christian Temperance and Bible Hygiene, pág. 33).
Perversión de la mente por las bebidas embriagantes suaves.
Tan gradualmente Satanás aparta de los baluartes de la temperancia; tan insidiosamente el vino y la sidra ejercen su influencia sobre el gusto, que se entra en el camino de la embriaguez sin siquiera sospecharlo. Se cultiva el gusto por los estimulantes; se desequilibra el sistema nervioso; 83 Satanás mantiene la mente en una fiebre de inquietud; y la pobre víctima que se considera perfectamente segura, sigue avanzando hasta que toda barrera es derribada, todo principio sacrificado. Están minadas las más fuertes resoluciones y los intereses eternos son demasiado débiles para conservar el apetito envilecido bajo el dominio de la razón. Algunos nunca están realmente borrachos, pero siempre están bajo la influencia de bebidas embriagantes suaves. Están febricitantes, inestables mentalmente, no realmente delirantes, pero seguramente desequilibrados, porque las facultades más nobles de la mente están pervertidas
(Christian Temperance and Bible Hygiene, pág. 33).
Vino y sidra no fermentados.
El jugo puro de la uva, libre de fermentación, es una bebida saludable (Manuscrito 126, 1903). La sidra y el vino pueden envasarse frescos y mantenerse dulces por largo tiempo, y si se usan sin fermentar, no destronarán la razón
(Review and Herald, 25-3-1884).
La sidra dulce.
¿Sabemos de qué está hecha esta deliciosa sidra dulce? Los que convierten las manzanas en sidra para el mercado no son muy escrupulosos acerca de la condición de la fruta usada, y en muchos casos se exprime el jugo de manzanas descompuestas. Los que no pensarían siquiera en introducir el veneno de manzanas podridas en su organismo, están dispuestos a beber la sidra hecha con ellas, y la consideran exquisita; pero el microscopio revelaría el hecho que esta agradable bebida a menudo no es apta para el estómago humano, aun recién exprimida de la prensa. Si se la hierve y se tiene cuidado de quitar las impurezas, sería menos censurable.
A menudo he oído personas decir: "¡Oh!, esto es apenas sidra dulce; es perfectamente inofensiva, y aun saludable". Se llevan a casa grandes cantidades de ella. Por algunos días sigue siendo dulce, luego comienza la fermentación. El gusto fuerte la hace tanto más agradable a muchos paladares, y el que ama el vino o la sidra dulces está poco dispuesto a admitir que su bebida favorita se está volviendo cada vez más fuerte y agria (Review and Herald, 25-3-1884).
La única conducta segura.
Los que han heredado la sed de estimulantes antinaturales no deberían tener de ningún modo vino, cerveza o sidra a la vista o a su alcance, porque 84 esto los expone continuamente a la tentación (El Ministerio de Curación, pág. 255).
Si los hombres llegaran a ser templados en todas las cosas, si no tocaran, ni gustaran, ni palparan té, café, tabaco, vinos, opio y bebidas alcohólicas, la razón tomaría las riendas del gobierno en sus propias manos y tendría bajo su dominio los apetitos y pasiones. Mediante el apetito Satanás domina la mente y todo el ser. Miles de personas que podrían haber vivido han pasado a la tumba destrozados en lo físico, lo mental y lo moral porque sacrificaron todas sus facultades a la complacencia del apetito (Christian Temperance and Bible Hygiene, pág. 37).
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