En la multitud de tus caminos te cansaste, pero no dijiste: No hay
remedio; hallaste nuevo vigor en tu mano, por tanto, no te desalentaste. Isaías
57:10.
Algunos piensan que las riquezas y
el ocio son realmente bendiciones. Pero cuando algunas personas se
enriquecen, o inesperadamente heredan una fortuna, interrumpen sus hábitos activos, están ociosos, viven cómodamente y su utilidad parece terminar; se vuelven intranquilos, ansiosos e infelices, y su
vida pronto se acaba.
Los que
siempre están ocupados, y llevan a cabo alegremente sus tareas diarias, son los más felices y más sanos.
El descanso y
la calma de la noche brinda
a sus cuerpos cansados un continuado
sueño.
El Señor sabía lo que traería felicidad a los seres humanos cuando les dio el trabajo. La sentencia de que debían trabajar para ganar su pan, y la promesa de futura felicidad y gloria, vinieron del mismo trono. Ambas son bendiciones...
El
ejercicio ayuda a la digestión. Salir a caminar después de comer, andando con la cabeza erguida y los hombros echados para
atrás, haciendo un ejercicio moderado, es muy provechoso.
La mente se
desviará del yo hacia las bellezas de la naturaleza. Cuanto menos atención se preste al estómago después de una
comida, mejor. Si temen constantemente que la comida les va a hacer daño, sin ninguna duda que les hará mal. Olvídense del yo y
piensen en algo alegre...
Los
pulmones no deben ser privados de aire puro
y fresco. Si hay un momento en que el aire puro es necesario, es cuando alguna parte del
organismo, [como] los pulmones o el estómago, se enferma.
Un ejercicio prudente llevaría la sangre a la
superficie, aliviando así los órganos internos. Un ejercicio vigoroso, pero no violento al aire
libre, con un ánimo alegre, activará la circulación y dará un brillo
saludable a la piel, y enviará la sangre vitalizada por el aire puro a las extremidades.
El estómago
enfermo se aliviará con el ejercicio.
Con
frecuencia los médicos aconsejan a los enfermos que visiten países extranjeros, que
vayan a las termas o que naveguen por
el océano con el fin de recuperar la salud, cuando en nueve de diez casos si se alimentaran moderadamente e hicieran un ejercicio saludable con ánimo alegre, recuperarían la salud y
ahorrarían tiempo y dinero.
El ejercicio, y un
empleo libre y abundante del
aire y de la luz del sol, que son bendiciones que el Cielo brinda libremente a
todos, darían vida y
fuerza al demacrado enfermo. Testimonies
for the Church 2:529-531. [199]
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