3. Mediante la Voz -Una Parte de Nuestro Mensaje Evangélico.
Presentad la temperancia junto con las verdades espirituales.
Debiéramos también presentar lo que la Palabra de Dios dice sobre cuestiones como la salud y la temperancia en relación con la exposición de verdades espirituales. En toda forma posible debemos tratar de poner a las almas bajo el poder convencedor y convertidor de Dios (Carta 148, 1909).
He oído que algunos dicen, cuando hablan de la temperancia: "No tengo tiempo. Tengo tanto que hacer predicando aquí y allá sobre el mensaje del tercer ángel y las razones de nuestra fe, que no puedo dedicar tiempo para ocuparme en la obra de la salud y la temperancia". Si estos hombres redujeran sus sermones un tercio, la gente recibiría de ellos más beneficio y entonces dispondrían de tiempo para hablar de este asunto (Review and Herald, 14-2-1888).
Temperancia y salvación.
Como pueblo se nos ha confiado la obra de hacer conocer los principios de la reforma pro salud. Hay quienes piensan que la cuestión del régimen alimentarlo no es de suficiente importancia como para ser incluido en su obra evangélica. Pero los tales cometen un gran error. La Palabra de Dios dice: "Si, pues, coméis o bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios" (1 Cor. 10:31). El tema de la temperancia, en todos sus aspectos, tiene un lugar importante en la obra de la salvación (Testimonies, tomo 9, pág. 112).
Una parte del mensaje del tercer ángel.
Hermanos y hermanas, deseamos que veáis la importancia de esta obra de temperancia, y deseamos que nuestros obreros se interesen en la misma y comprendan que está tan unida al mensaje del tercer ángel como lo está el brazo derecho al cuerpo. Debemos progresar en esta obra (Review and Herald, 14-2-1888).
Hacer clara la ley natural e instar a que se la obedezca es la obra que acompaña al mensaje del tercer ángel, con el 212 propósito de preparar un pueblo para la venida del Señor (Joyas de los Testimonios, tomo 1, pág. 320).
Conmoved la opinión pública.
Los que han de preparar el camino para la segunda venida de Cristo están representados por el fiel Elías, así como Juan vino en el espíritu de Elías a preparar el camino para el primer advenimiento de Cristo. Se ha de presentar con ahínco el gran tema de la reforma, y se debe conmover a la opinión pública. La temperancia en todas las cosas se ha de relacionar con el mensaje, para apartar al pueblo de Dios de su idolatría, su gula y su extravagancia en el vestir y otras cosas (Testimonies, tomo 3, pág. 62).
Levantemos nuestras voces contra el azote de la embriaguez. Esforcémonos por advertir al mundo contra su influencia seductora. Pintemos ante jóvenes y viejos los terribles resultados de la complacencia del apetito (Manuscrito 80, 1903).
Muchos sentirán su necesidad de reforma cuando la temperancia sea presentada como parte del Evangelio. Ellos verán lo pernicioso de las bebidas embriagantes y que la abstinencia total es la única posición en la cual el pueblo de Dios puede situarse concienzudamente (Testimonies, tomo 7, pág. 75).
No presentemos un mensaje insípido.
Debe mantenerse con todo vigor el conflicto contra este mal que destruye la imagen de Dios en el hombre. La lucha está ante nosotros. Ningún mensaje insípido podrá hacer sentir su influencia en la actualidad. Dios considera rebelde y corrupto a nuestro mundo, pero enviará sus santos ángeles para que ayuden a los que se han de empeñar en destruir el culto de esos ídolos (Carta 102a, 1897).
El mal [de la intemperancia] debe ser enfrentado con más valentía de lo que ha sido en lo pasado
(The Youth's Instructor, 9-3-1909).
Sermones sobre temperancia en toda campaña ciudadana. Hemos de multiplicar nuestros esfuerzos en defensa de la causa de la temperancia. El tema de la temperancia cristiana debiera hallar cabida en nuestros sermones en toda ciudad donde trabajemos. Se ha de presentar ante la gente la reforma pro salud en todos sus aspectos, y se han de realizar esfuerzos especiales para instruir a los jóvenes, los adultos y a los ancianos en los principios de la vida cristiana. 213 Reavivemos este aspecto del mensaje y hagamos avanzar la verdad como una lámpara que arde (Manuscrito 61, 1909).
Con argumentos convincentes y llamamientos enérgicos.
En todas nuestras reuniones muy concurridas debemos presentar a nuestros oyentes el tema de la temperancia con enérgicos llamamientos y mediante los argumentos más convincentes. El Señor nos ha confiado la obra de enseñar la temperancia cristiana desde el punto de vista bíblico (Manuscrito 82, 1900).
Escuelas de salud que complementen las reuniones públicas.
Hay una gran obra que debe ser hecha en llevar a conocimiento de la gente los principios de la reforma pro salud. Deberían realizarse reuniones públicas para introducir el tema y mantener escuelas en las que a los que manifiesten interés se les pueda explicar más particularmente acerca de nuestros alimentos saludables y de cómo se puede disfrutar de un régimen alimentarlo sano, nutritivo y agradable, sin el uso de carne, té o café. . . .
Atacad a fondo el tema de la temperancia con toda la fuerza de la unción del Espíritu Santo. Mostrad la necesidad de una total abstinencia de toda bebida embriagante, Mostrad el daño terrible que produce en el cuerpo humano el uso del tabaco y del alcohol (Evangelism, pág. 534).
Mostrad por qué hemos cambiado nuestros hábitos alimentarios.
Debieran pronunciarse conferencias que expliquen por qué son esenciales las reformas en el régimen alimentario, que muestren que el uso de alimentos muy sazonados provoca inflamación en el delicado revestimiento de los órganos digestivos. Que se exponga por qué como pueblo hemos cambiado nuestros hábitos en la comida y la bebida.
Mostrad por qué desechamos el tabaco y todas las bebidas embriagantes. Formulad de un modo claro y sencillo los principios de la reforma pro salud, y juntamente con esto, poned sobre la mesa alimento saludable en abundancia, preparado apetitosamente; y el Señor os ayudará para que la urgencia de la reforma cause impresión y hará ver a la gente que esta reforma es para su completo bienestar (Medical Ministry, pág. 286).
Impulsadla al máximo.
Cuando le hayamos mostrado a la gente que tenemos principios correctos concernientes a la reforma pro salud, debiéramos entonces dedicarnos al 214 asunto de la temperancia en todos sus aspectos, e impulsarla al máximo
(Carta 63, 1905).
Presentémosla en forma atrayente.
Presentad los principios de la temperancia en su forma más atrayente. Haced circular los libros que instruyen respecto a la vida sana (Testimonies, tomo 7, pág. 136).
La alta norma de las reuniones de temperancia.
Se ha de cuidar que las reuniones de temperancia resulten tan elevadoras y ennoblecedoras como sea posible. Evitad la obra superficial y todo lo que tenga carácter teatral. Los que comprendan el carácter solemne de esta obra mantendrán alta la norma. Pero existe una clase de personas que no tiene respeto verdadero por la causa de la temperancia; lo único que les interesa es mostrar su ingenio en el escenario. Los puros, los considerados y los que comprenden el propósito de la obra debieran ser animados a trabajar en estas grandes ramas de la reforma. Tal vez no sean intelectualmente brillantes, pero si son puros y humildes, temerosos de Dios y leales, el Señor aceptará sus labores (Testimonies, tomo 5, pág. 127).
No trabajemos solos.
No debe tratar de hacer esta obra un solo hombre. Únanse varios en un esfuerzo tal. Preséntense con un mensaje del Cielo, imbuidos con el poder del Espíritu Santo. . . . Muéstreseles a los hombres y mujeres lo calamitoso de gastar dinero en complacencias que destruyen la salud de la mente, del alma y del cuerpo (Evangelism, pág. 531).
Presentad el camino señalado por Dios.
La abnegación, la humildad y la templanza que se requiere de los justos, a quienes Dios especialmente guía y bendice, han de ser presentadas a la gente en contraste con los hábitos extravagantes y destructores de la salud de los que viven en esta época degenerada. Dios ha mostrado que la reforma pro salud está tan íntimamente relacionada con el mensaje del tercer ángel como la mano lo está con el cuerpo. En ninguna parte se ha de encontrar una causa mayor de degeneración física y moral como resultado del descuido de este importante asunto. Los que satisfacen el apetito y la pasión y cierran sus ojos a la luz para no ver las complacencias pecaminosas que no están dispuestos a abandonar, son culpables delante de Dios. 215
El riesgo de apartarse de la luz.
Cualquiera que se aparta de la luz en algo, endurece su corazón para no prestar consideración a la luz sobre otros asuntos. Quien viola las obligaciones morales en la cuestión de la comida y el vestido, prepara el camino para violar las demandas de Dios en lo que se refiere a los intereses eternos. . . .
El pueblo al que Dios está conduciendo debe ser peculiar. Sus integrantes no han de asemejarse al mundo. Pero si obedecen las directivas de Dios, cumplirán con los propósitos de él y le rendirán su voluntad. Cristo morará en el corazón. El templo de Dios será santo. Vuestro cuerpo, dice el apóstol, es el templo del Espíritu Santo.
Llamados a obedecer las leyes naturales.
Dios no exige que sus hijos se nieguen a sí mismos en perjuicio de su fortaleza física. Les pide que obedezcan las leyes naturales para que preserven la salud física. Señala el camino de la naturaleza, que tiene cabida para todo cristiano.
Con mano generosa Dios ha provisto para nosotros una variedad de ricas gracias para nuestro sustento y regocijo.
Pero a fin de que disfrutemos del apetito natural, que preservará la salud y prolongará la vida, lo restringe.
El Señor dice: Cuidado; refrenadlo y negaos al apetito antinatural. Si fomentamos un apetito pervertido, violamos las leyes de nuestro ser y asumimos la responsabilidad por el abuso de nuestros cuerpos y por las enfermedades que nos sobrevengan (Testimonies, tomo 3, págs. 62, 63).
Una cuña efectiva para entrar.
He sido informada por parte de mi guía que aquellos que creen la verdad, no solamente deben practicar la reforma pro salud, sino que deben enseñarla diligentemente a otros; porque será un agente por cuyo intermedio la verdad puede ser presentada a la atención de los no creyentes. Ellos razonarán que si tenemos ideas tan seguras con respecto a la salud y la temperancia, debe haber algo en nuestra creencia religiosa que vale la pena ser investigado. Si nos apartamos de la reforma pro salud, perderemos mucho de nuestra influencia sobre el mundo exterior (Evangelismo, pág. 339).
Las disertaciones sobre temperancia llegarán a muchos. Se ha de prestar cuidadosa atención para ayudar a los que están esclavizados por los malos hábitos. Deben oír disertaciones de la Palabra de Dios en lo que concierne a la temperancia. Debemos conducirlos a la cruz de Cristo. Personas 216 que hacía casi veinte años que no entraban en una iglesia han asistido a tales reuniones y se han convertido. El resultado fue que desecharon el té y el café, el tabaco, la cerveza y las bebidas embriagantes. En su carácter se produjeron cambios extraordinarios. Muchos reciben así la luz, al paso que otros la rechazan, para su propia pérdida eterna. Esta obra cuesta tiempo y esfuerzo agotador, y causa mucha angustia de alma el ver a tantos oír y entender, pero, por causa de la cruz, negarse a aceptar a Jesucristo (Manuscrito 52, 1900).
Trabajo personal por los intemperantes.
Trabajad por el intemperante y el adicto al tabaco, diciéndoles que ningún beodo heredará el reino de Dios, y que "no entrará en ella ninguna cosa inmunda". Mostradles el bien que podrían hacer con el dinero que ahora gastan en lo que no les hace más que daño (Medical Ministry, pág. 268).
Trabajad, orad, levantad.
Las infelices víctimas de la intemperancia tal vez rehúsen aprovecharse de la oportunidad de recuperar su virilidad rompiendo su relación con Satanás. ¿Es menor vuestro deber de luchar para despertar el alma muerta en transgresiones y pecados, haciendo todo lo que el esfuerzo humano pueda hacer? Jesús obrará milagros maravillosos si los hombres hacen la parte que Dios les ha confiado.
Con su propia fuerza el hombre nunca puede rescatar almas de las garras de Satanás. Esa restauración solamente puede cumplirse mediante la unión con Cristo. El hombre debe obrar, debe orar, debe levantar con su esfuerzo humano al desanimado y desesperanzado, mientras se aferra del brazo del Todopoderoso y lucha, como Jacob, por la victoria.
Su clamor debe ser: No te dejaré, si no me bendices (Manuscrito 87, 1898).
Por qué es vital el mensaje de temperancia.
El cristiano será temperante en todas las cosas -en la comida, en la bebida, en el vestido y en todo aspecto de la vida. "Todo aquel que lucha, de todo se abstiene; ellos, a la verdad, para recibir una corona corruptible, pero nosotros, una incorruptible". No tenemos derecho a la complacencia en nada que lleve a una condición mental que impida al Espíritu de Dios impresionarnos con el sentido de nuestro deber. Una de las obras maestras de la habilidad satánica es colocar a los hombres donde con dificultad puedan ser alcanzados por el Evangelio (Review and Herald, 29-8-1907). 217
Los laicos llamados a la obra pública de la temperancia.
Una iglesia que trabaja es una iglesia viva. Miembros de la iglesia, haced que la luz brille. Que se oigan vuestras voces en humilde oración, en testimonios contra la intemperancia, la necedad y las diversiones de este mundo, y en la proclamación de la verdad para este tiempo. Vuestra voz, vuestra influencia, vuestro tiempo, todos son dones de Dios y se han de emplear en la ganancia de almas para Cristo. Visitad a vuestros vecinos y mostrad interés en la salvación de sus almas (Medical Ministry, pág. 332).
Obra de temperancia en domingo.
El domingo puede dedicarse a diversas actividades que lograrán mucho resultado para Dios. . . Hablad de la temperancia y la vida religiosa genuina. Aprenderéis así el arte de trabajar y alcanzaréis a muchas almas
(Joyas de los Testimonios, tomo 3, pág. 396).
En los congresos.
En nuestras tareas de los congresos se debe dar más atención a la obra de la enseñanza de los principios de la reforma pro salud y temperancia; estos asuntos deben ocupar un lugar importante en nuestros esfuerzos para este tiempo.
Mi mensaje es: Educad, educad en el tema de la temperancia (Manuscrito 65, 1908).
En nuestras iglesias.
Toda iglesia necesita un testimonio claro y penetrante, que dé a la trompeta un sonido cierto. Si podemos despertar la sensibilidad moral con el tema de la práctica de la temperancia en todas las cosas, se ganará una muy grande victoria (Manuscrito 59, 1900).
Preparaos para enseñar a otros.
Me pregunto por qué algunos de nuestros hermanos en el ministerio están tan alejados de la proclamación del excelso tema de la temperancia. ¿Por qué no se manifiesta un interés mayor en la reforma pro salud? (Carta 42, 1898).
No sólo debemos educarnos para vivir en armonía con las leyes de la salud, sino para enseñarles a otros el camino mejor. Hay muchos, aun de entre los que profesan creer las verdades especiales para este tiempo, que ignoran lamentablemente lo que atañe a la salud y la temperancia. Necesitan ser instruidos, línea sobre línea, precepto sobre precepto. Se les ha de presentar el tema con claridad. Este asunto no debe ser pasado por alto como si no tuviera importancia, porque casi cada familia necesita ser sacudida en este punto. Se debe despertar la conciencia al deber de 218 practicar los principios de la verdadera reforma. Dios quiere que su pueblo sea temperante en todas las cosas. . .
Sin acobardarse por el ridículo.
Nuestros ministros debieran llegar a considerar con inteligencia este asunto. No debieran ignorarlo, ni ser apartados por los que los llaman extremistas. Averigüen ellos lo que constituye la verdadera reforma pro salud, y enseñen sus principios, tanto por precepto como por un ejemplo sereno y consecuente.
Debiera darse instrucción sobre la salud y la temperancia en nuestras grandes reuniones. Buscad despertar el intelecto y la conciencia. Poned en servicio todo talento disponible y continuad la obra con publicaciones sobre el tema.
"Educad, educad, educad", es el mensaje con el cual se me ha impresionado
(Christian Temperance and Bible Hygiene, pág. 117).
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